Recuerdo perfectamente mi gran historia de amor con
Guillermo del Mar. Era febrero de 2011 y mi segunda Valencia Fashion Week.
Sonaban The
Baseballs, mientras modelos en negro y rosa con grandes lazos y un zapato
de cada color, paseaban maletas y antifaces, bajo el nombre de la colección Bon Boyage.
Se me pusieron los pelos de
punta viendo ese primer desfile y me declaré fan incondicional de ese
diseñador, el que un rato después tendría el gusto de conocer en el kissing.
Ahora años después de seguirle la pista y con 5
colecciones en el mercado, puedo decir que tengo 3 vestidos de él, un sueño
hace unos años, ahora cumplido.
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